El espacio urbano se caracteriza por la integración de la arquitectura, las marcas y los códigos que generan lenguajes comunes, en donde se identifica la relación y/o socialización de individuos, objetos, lugares y prácticas, generando una red de conexiones según las lógicas del contexto. De esta manera, el tiempo y la intervención de la comunidad que habita, impregna y abandona, logra colmar a la materia de propiedades deformadas, modificadas y creadas.